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Inyectan creatividad a proyectos científicos

Carlos Silva, de Fab Lab, Universidad del Turabo, junto a María Teresa Castrillo, de ADC Makers.

La creatividad – desde el diseño hasta la aplicación de nuevas formas de fabricar y emprender – es un componente vital para potenciar el crecimiento en todos los sectores productivos. planteó ayer Greetchen Díaz, asesora del Fideicomiso de Ciencias, Tecnología e Investigación (FCTI).

Esta premisa le aplica también “a lograr el máximo desarrollo en disciplinas establecidas como la manufactura y las ciencias vivas”, puntualizó Díaz, en un aparte con Negocios durante el primer encuentro (Meet-up) de industrias creativas que se celebró ayer en la sede del FCTI, parte de una serie de reuniones por sector que organiza periódicamente.

Por ello, aunque a primera vista extrañe ver en la misma mesa a artistas, diseñadoras y científicos, Díaz indicó que la meta de la reunión es precisamente promover que profesionales que de ordinario no coinciden se conozcan y colaboren para beneficio mutuo. Después de todo, como expresaron varios de los 50 asistentes, tanto necesitan los creativos a quienes desarrollan herramientas tecnológicas, como necesitan los científicos a diseñadores que conviertan sus ideas en tangibles.

Según explicó Ernesto Cruz, uno de los facilitadores del evento, la reunión también procura “entender los retos del sector y cómo atenderlos”.

“Nos ayuda a trazar agenda”, indicó al iniciar un ejercicio grupal que produjo una lista de recomendaciones puntuales, que incluyó redirigir la educación vocacional hacia mano de obra técnica.

“Hay que seguir creando un mapa de quién hace qué, porque aquí hay servicios que no se dan en el área metropolitana”, urgió la panelista María T. Castrillo, fundadora del taller de fabricación ADC Makers.

Por su parte el doctor Ricardo González, del Recinto de Ciencias Médicas, expresó que en la Isla es necesario tener el andamiaje para generar en cuestión de un mes el prototipo que le urge a un científico o empresario, tal como sucede en ecosistemas maduros como Silicon Valley. Solo así se evita que el proyecto se vaya fuera del País.

“Ese ecosistema de apoyo es tanto o más importante que las escuelas de ‘coding’ que estamos desarrollando. Tenemos que movernos rápido”, sentenció González. INDUSTRIALES SIN VISIÓN. Ricardo Burgos, uno de los moderadores, ofreció un ejemplo concreto de cómo industrias establecidas se juegan la vida por no innovar a tiempo.

Recordó que trabajaba para una firma local que diseña y fabrica piezas a la medida, incluso de mobiliario. Una compañía de productos plásticos les hizo el acercamiento para hacer negocio en busca de nuevos productos, pero pretendían que la firma diseñara, fabricara y probara en mercado las piezas antes de ellos pagar por el trabajo realizado.

“Estoy generalizando, pero aquí los industriales no invierten en diseño, muchos no entienden el valor de tener diseñadores e innovadores dentro de sus estructuras” , indicó.

Sin embargo, en destinos como Alemania, el sector empresarial y el gobierno convinieron en la necesidad de destinar recursos al diseño, que facilitaron por medio de subvenciones.

“Identificaban una empresa que necesitaba reinventarse y le decían ‘te ganas este grant, pero no te lo damos a ti como empresa, sino que escoge quiénes van a ser tus diseñadores y te los pagamos con este crédito”, expuso sobre uno de los incentivos alemanes que, según sugirió podría servir de referente en Puerto Rico.

“Tenemos que invertir en lo que nos va a sacar a futuro de esta crisis”, concluyó.

Según el más reciente informe del Instituto de Estadísticas, las industrias creativas generan $1,600 millones en ventas y casi 19,000 empleos.


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