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Las cooperativas de ahorro y crédito en Puerto Rico

Hace unas semanas, el Premio Nobel de Economía de 2002, Joseph Stilgitz, destacaba que el cooperativismo es el modelo más eficaz para enfrentar las visiones de la economía ortodoxa, la cual nos ha empantanado en un mundo lleno de desigualdades, crecimiento especulativo y mala distribución de la riqueza. En la conferencia celebrada en el International Summit of Cooperatives en Quebec, Stiglitz hablaba del cooperativismo como “pilar” de la economía para resolver las distorsiones del mercado, creadas por los grandes intereses corporativos.

Esta discusión acerca de la posibilidad de alcanzar un modelo económico estable, inclusivo y justo es la que debe llevarnos a los economistas y científicos sociales a pensar y estudiar el modelo cooperativo como espacio para abrir una nueva etapa en el desarrollo económico.

Las cooperativas de ahorro y crédito son empresas voluntarias sin fines de lucro que se encargan de transformar el ahorro de la clase media en préstamos con tasas de interés asequibles para la mayoría de las personas.

A diferencia de la banca tradicional, las cooperativas se nutren de las acciones de socios individuales y no de accionistas que cotizan en la bolsa de valores. Este modelo cooperativo fomenta el ahorro entre los trabajadores y profesionales, y promueve la economía a través de tasas de interés bajas para diferentes tipos de préstamos.

El fin de este modelo de ahorro y crédito es el desarrollo y empleo, no la distribución hacia arriba de ingresos especulativos.

En Puerto Rico existen 116 cooperativas de ahorro y crédito; las cuales generaron un ingreso bruto de $496 millones en el año 2014, a la vez que registraron activos ascendentes a $8,500 millones (equivalente al 6% de los activos financieros totales en Puerto Rico).

Por virtud de la Ley 255 de 2002, la cual regula las cooperativas de ahorro y crédito, estas no pueden invertir el ahorro de los socios en negocios especulativos, y tienen que cumplir con requisitos de reserva de liquidez por si existe algún riesgo que haya que amortizar.

Esta diferencia fundamental con la banca tradicional se debe a que otro propósito del modelo cooperativo es proteger el ahorro de las personas a través de inversión segura y crecimiento estable.

Un ejemplo clave de esto es que, de acuerdo con los datos de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF), los activos financieros de los bancos comerciales en Puerto Rico han disminuido de $72,304 millones en 2004 a $52,710 millones en 2015, mientras que para el mismo período, las cooperativas aumentaron sus activos de $6,278 millones a $8,505 millones.

Mientras la banca perdió activos acumulados durante la burbuja de la construcción de los años 90, las cooperativas crecieron de forma estable y continúan enfrentando exitosamente la crisis económica que ha sufrido el País durante la última década.

En la actualidad, sectores adversos a este modelo solidario han intentado convencer al País de que las cooperativas pudieran estar en una situación precaria debido a la inversión que hicieron en bonos del gobierno de Puerto Rico.

La realidad es que una tercera parte de los bonos que las cooperativas adquirieron durante la administración Fortuño están fuera de la cartera de activos del sistema, mientras que el restante representa menos del 12% de los activos totales.

El movimiento cooperativo continúa en proceso de negociación con el Gobierno de Puerto Rico para el cobro de deuda a través de la propuesta del “entry point”, la cual consiste en exigir el pago de deuda a base del valor de compra.

Esta propuesta impulsada por el movimiento cooperativo ayudaría al Gobierno a aliviar su obligación, beneficiaría a las cooperativas por su aportación, y pagaría de forma justa al resto de los acreedores.

Con esta propuesta, el movimiento cooperativo hace aportación intelectual al País, con el propósito de lograr un pago ordenado y justo de la deuda gubernamental.

  • El Nuevo Día

  • 18 Dec 2016

  • Heriberto Martínez Economista

*Para ver la noticia original favor ver el periódico El Nuevo Día en su edición impresa el día 18 de diciembre de 2016*


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