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Realidad: cue$ta más ser mujer

Estudios demuestran un aumento entre 4% y 48% en el costo de los productos confeccionados para ellas.




¿Es más caro ser mujer?


El Senado aprobó ayer una medida para investigar el llamado “pink tax”, un fenómeno en el que los productos y servicios para las mujeres son más caros que sus equivalentes para hombres.

“Estamos hablando de productos de primera necesidad, de uso diario, que por el mero hecho de estar pintados de una manera distinta, en un empaque distinto, cuestan más a las mujeres que un producto igualito dirigido al hombre”, dijo José Nadal Power, proponente de la resolución que fue aprobada a viva voz.


Uno de los ejemplos que utilizó el senador fueron los perfumes y este medio se dio a la tarea de constatar si, en efecto, existe esa diferencia en costos.


Al ir al mostrador de una línea de perfumes en una tienda por departamentos, se encontró que la fragancia para él cuesta $82, mientras que el costo para ella es de $90, lo que representa una diferencia de poco más de 7%.


Algo similar ocurrió con otra marca en la que dos perfumes equivalentes para hombre y mujer coincidían en costo ($98), pero la fragancia femenina contenía 3.4 onzas y la masculina 4.2. Así que la fémina pagaría lo mismo, pero recibiría casi un 20% menos del producto.


“A veces lo único que cambió fue la presentación. Los ingredientes activos son los mismos [...] y es un discrimen que está siendo ahora investigado en muchos lugares”, apuntó Nadal Power e insistió en la necesidad de conocer cómo se comporta ese patrón en Puerto Rico.

Según la Resolución del Senado 28, el estado de California fue el primero en investigar esta brecha en 1996 y descubrieron que las mujeres pagaban aproximadamente $1,351 anuales más por los mismos productos y servicios que recibían los hombres.


La historia se repitió en Nueva York, donde un estudio reflejó que los productos para mujeres y niñas costaban 7% más.


En el caso de ropa para infantes, Primera Hora observó una línea de mahones a $39.95 que cubría una pared de piezas para niños. Justo en frente se encontraba la línea de mahones para niñas cuyas etiquetas leían $44.95.


Lo mismo ocurrió con “t-shirts” sencillas: $24.95 para ellos, $29.95 para ellas.

Ya sea que son más costosos o que están compuestos por menos o peor material, el patrón se repitió en productos como ropa interior, rasuradoras, anticonceptivos, cremas para afeitar champú y hasta libretas.


La medida reconoce que las diferencias pueden ser legítimas bajo ciertas circunstancias, pero “es inconcebible que se esté cobrando más por productos y servicios de mujeres, iguales en sus propiedades o contenidos en comparación con sus equivalentes para hombres”.

“Debemos mirarlo de cerca para poder atender el problema de equidad. La equidad de verdad, entre hombres y mujeres”, dijo el senador del Partido Nuevo Progresista, Carmelo Ríos Santiago.

Ríos Santiago reconoció que este fenómeno se suma a la brecha salarial por diferencia de sexo y ahonda la desigualdad.


Se estima que en Estados Unidos una mujer cobra cerca de .80 centavos por cada dólar que cobra un hombre.


La Comisión de Asuntos de Consumidor y Servicios Públicos será la encargada de la investigación.


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